El primer día que llegué a la URA me perdí, ni siquiera sabía dónde estaba y no me había parado a pensar qué era lo que esperaba de este lugar.
Nada más llegar, me fui dando cuenta de que la URA era un sitio especial.
En primer luga
r por sus magníficos trabajadores que no me han podido tratar mejor, siempre atentos y con una sonrisa en la cara.
Destaco también lo cómoda que he estado con todos y cada uno de los pacientes que acuden allí a pasar la mañana. Es un espacio donde se respira paz, se comparten vivencias y se crea un ambiente muy similar al de una pequeña familia.
En esta rotación en psiquiatría, considero que quizás no he aprendido cuál es el mejor fármaco para tratar cierta enfermedad o cuáles son sus dosis óptimas pero para qué quiero aprender eso si aquí he aprendido algo mucho más valioso. Me he enriquecido con la parte más humana de la psiquiatría, el aprender a tratar con distintas personas, ya que todas tienen algo maravilloso que enseñar. Es saber que no todos los días son buenos pero siempre podemos intentar sacarle una sonrisa al otro. Aquí se organizan actividades, juegos, charlas, se les propone participar, conversar con los demás… Sus excelentes profesionales hacen que todo esto sea posible y que se cree una armonía inexplicable.
Resaltar que durante mi rotación tuve la suerte de poder ir a la manifestación por el día mundial de la salud mental. Ojalá algún día podamos borrar los estigmas que existen detrás de estas enfermedades y dar una mayor visibilidad para que se dote de los recursos
necesarios.
Ha sido un placer poder conocer un poquito sobre el día a día de este maravilloso lugar. Quizás estas dos semanas se me han hecho un poco cortas, pero me llevo un magnífico recuerdo y un trocito de cada uno que siempre tendré presente.
Gracias a todos.
Elena G.B
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