Bienvenidos al blog de la Unidad de Rehabilitación de Salud Mental de Granada

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viernes, 7 de noviembre de 2014

Mis Rutas con la O.J.E


La OJE que yo conocí estaba bastante descafeinada con respecto al doctrinario Frente de Juventudes. Era una especie de-Boys Scout-; pero no éramos “pijillos” como ellos, aunque si más machistas. Esto es un detalle refiriéndome al machismo que nadie o pocos conocían en pleno régimen de Franco, pero era cierto.
Las excursiones, las había como una al mes en preciosos parajes de ríos haciendo “vivac” en sus márgenes, o subiendo montes de poca envergadura.
En el verano se organizaban campamentos, en las zonas de costa o de sierra.
Tuve la oportunidad de participar en dos de ellos; uno en Cataluña y otro en Mallorca.
El de Cataluña era más animado, por lo menos eso es lo que me pareció a mi .Los hubo que ligaron con las nativas de aquel pueblo llamado Pallafox, muy cercano a la costa Brava. Los demás no nos comíamos una rosca; aunque por intentarlo no quedaba. Tanto los ligones como nosotros, nos escapábamos del campamento a poco de tocar silencio, eso le daba un toque como más aventurero.
Los compañeros de mi escuadra íbamos a una localidad que estaba en fiestas, con chicas impresionantes y donde se veía por lo general extranjeros dirigirse a la playa entre abrazos y apasionados toques y sexo por anticipado.
Nosotros volvíamos al campamento con nuestra represión inalterada que con el tiempo se trasformo en inalterable.
Una noche nos vio salir uno de los jefes del campamento y se “armo la de Cristo Dios” Fuimos juzgados por el jefe del campamento sumadísimamente y pagamos nuestra osadía haciendo guardia junto a los mástiles de las banderas. Aunque el jefe se apiadó de nosotros y duro el suplicio media hora .Lo lógico es que amaneciéramos haciendo guardia toda la noche, pero como digo apenas nos desvelamos.
Los cadetes que eran los mas creiditos, se lo montaron de lujo con unas cariñosas  catalanas que conocíamos en la playa. Eran mejor tratados porque disfrutaron de las nativas del lugar.
Al año siguiente fuimos a Mallorca. El campamento estaba situado en las bahías del norte de la isla, un paraje realmente bonito, con tupidos bosques de coníferas y campamentos de la sección femenina, chicas a las que intentamos ligarnos una noche. Pero la rectora del campamento las protegía  de nuestras perversas intenciones.
Así eran las cosas en aquellos tiempos, en que nos teníamos que conformar casi todos con “Ale-Manitas”. El viaje fue de un sufrimiento sin cuento, había mucha marejada y ningún hábito a navegar. Estuve toda la noche malísimo dando arcadas, tirado por la borda, hasta que en la niebla avistamos la isla deseada.


J.L.C 

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