Bienvenidos al blog de la Unidad de Rehabilitación de Salud Mental de Granada

Esperamos que este blog sea una herramienta útil para todos los compañeros y usuarios de la URA de Granada y para el colectivo de salud mental en general.

martes, 26 de noviembre de 2019

Reflexiones

Resultado de imagen de haruki murakami tokio blues"Uno de mis mayores descubrimientos como lector en estos últimos años ha sido el de Haruki
Murakami. Comencé por donde debe comenzar cualquier adolescente o veinteañero de una
manera casi obligatoria, por Tokio Blues, un libro capaz de dar voz a la soledad, a la tristeza y a
la depresión. Pero hoy quería hablar de uno de sus libros más sobresalientes, que por cierto
me tiene enganchado, 1Q84. En él, Aomame, su protagonista, descubre que al bajar por, lo
que parecen, unas simples escaleras del metro realmente acaba en otro mundo. Un mundo
casi indistinguible del mundo real, que en algún momento se separó del que ella venía, y que
por consiguiente algún día se volverán a unir. Un mundo con criaturas inimaginables, donde la
magia ha alterado el orden de una parte de la sociedad y donde cada noche al mirar al cielo se
ven dos lunas.

Algo así es lo que buscaba yo sentir aquel lunes por la mañana cuando llegué a la URA, con
tantas dudas como prejuicios en mi mochila. Pero nada más lejos de la realidad. Ni aquella
cuesta era mi escalera del metro particular, ni yo conocía la antipsiquiatría. Ni paso miedo por
estar con pacientes psiquiátricos, mamá.
Resultado de imagen de Antipsiquiatría
Lo cierto es que no he comprobado si cada noche se ponen una o dos lunas sobre la URA, pero
tampoco conozco muchos más sitios donde la alegría y la tristeza vayan moldeando la
atmosfera de una manera tan brusca, y a su antojo. Durante estos días he podido presenciar
con mis propios ojos la defensa del terraplanismo basada en argumentos tales como: “porque
son las 10 de la mañana y todavía no tengo tabaco”. O sentir como se me ponen los pelos de
punta cuando alguien intentando abrir su corazón a los presentes va y suelta: “estoy
temblando y no sé si es de frío o de miedo”.
No sabéis lo que me encantaría entrar en las cabezas de cada una de estas personas. Sentir en
mis carnes lo que ellos sienten cuando ven que una clase entera de yoga se ha tenido que
parar, porque mis monstruos han salido de donde quiera que se escondan y no me dejan ni
mantenerme en pie. Pero, por desgracia, no me queda más que intentar comprenderlas y
ayudarlas en la medida de lo posible. Hablar de esta experiencia a mis allegados, y liberarlos de
tan arcaicos prejuicios, por los que no les puedo culpar. No sé si estamos, o no, preparados
para mirar a la cara a los enfermos psiquiátricos y tratarlos como los adultos que son, pero si
hay alguna manera de volver a unir estos mundos es a través la cultura y la educación.

IRR

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