Cuando llegamos, a mediodía,
hacía un tiempo veraniego, y más de uno se dio el primer baño en la playa, o en
la piscina del apartotel “Pueblo
Indalo”, donde nos hospedamos.
Los apartamentos eran de dos habitaciones con dos camas cada una, y
además había una salita con televisión y una pequeña cocina. Mi compañera
de habitación era una chica que conocía
desde hace varios años, y las otras dos chicas son compañeras mías de piso en
el Zaidín, así que todas nos conocíamos y estuvimos la mar de a gusto.
En total éramos 20 usuarios y 3
monitores. Los monitores se trajeron las
guitarras, así que la diversión estaba asegurada.
El primer día nos instalamos,
comimos en el buffet libre del hotel, y nos dimos el primer paseo por los
alrededores, aunque ya conocíamos el lugar de otros años.
El martes por la mañana algunos
estuvimos en la playa tocando la guitarra y cantando; otros se quedaron en la
piscina, ya que el viento hacía poco apetecible el baño en la playa.
Por la tarde unos fuimos a dar un paseo, otros
se quedaron en la piscina… en general cada uno decidía lo que quería hacer,
siempre informando a los monitores para que nos tuvieran localizados.
El miércoles fuimos en autobús a
ver el pueblo, que es muy bonito y tiene unas vistas espectaculares.
El jueves visitamos el vecino pueblo de Carboneras, y además de
pasear por el paseo marítimo, vimos el castillo y dos exposiciones muy interesantes, una de fotos e utensilios
antiguos y otra de réplicas de ánforas antiguas. Por la tarde tuvimos de nuevo
“concierto” en la playa y pasamos un rato genial.
En general, fue un viaje
tranquilo y a la vez interesante y divertido, por lo que nos quedamos con ganas
de más.
Pero todo se acaba, así que el
viernes ¡a casita!, y a esperar que llegue el verano de verdad para disfrutar
de las actividades de playa, piscina y excursiones que nos brinda el Club
Canasteros.
C. P. P.
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