De mis abuelos recuerdo que
vivieron en Soria, en un pueblo: Tardelcuende. Allí mi abuelo ganó una placa en
pro de la cultura de estas tierras, porque en Juventudes Musicales enseñaba música a
los jóvenes.
Mi abuelo se llamaba Ignacio, mi abuela
Isabel y mi tío Herminio vivía con ellos.
Mi abuelo fue zapatero y músico.
Tenía una orquesta “Marisol”, y tocaba por los pueblos.
En su casa tenía una habitación
llena de guitarras, bandurrias y en la tejeda los altavoces, los componentes,
tambores y demás instrumentos.
Cada verano nos reuníamos en vacaciones. Como el pueblo tenía un polideportivo con campo de fútbol,
frontón, tenis, piscina y demás instalaciones, íbamos a pasar el día,
almorzando en una chopera chuletas de cordero y otros manjares. Mis abuelos nos sacaban un pase de entrada
para todo el verano.
Yo tenía mi grupo de amigos, a uno lo llamabamos “El Agudo”, porque era más listo que "el hambre", el hijo del camarero Pacorro,
“El Latas”, y muchos más…
Andábamos en bicicleta y en la casa familiar teníamos
guardados juguetes que quedaban allí al acabar el verano.
Construíamos cabañas subterráneas
con una estufa dentro y allí grabábamos cintas de música con las gracias que
nos hacíamos unos a otros. Era muy divertido.
Después el verano llegaba a su
fin, pero las fiestas allí empezaban una semana después de que mi familia y yo volviésemos
a Granada. Aunque alguna vez que otra nos quedamos para disfrutarlas.
Allí se bebía dos o tres días
seguidos, se habilitaban tejeras con camas para cuando la borrachera era
grande. Tocaban las orquestas en un "tablao" y el ambiente era de baile y fiesta. Se estaba muy bien. En la plaza vendían helados en carrillos.
No se me puede olvidar la piscina que era muy grande, con el agua muy fría; pero a nosotros nos daba igual, solo pensábamos en pasarlo bien. Nos bañábamos una prima mía y yo. Desde
pequeños nos queríamos mucho, y aún guardo las cartas que nos escribíamos, y me acuerdo mucho de ella.
R.B.R